No hay peor mentira que una verdad a medias. Las verdades a medias se nos hacen más creíbles precisamente por tener una parte de verdad que nos predispone a considerar la totalidad del argumento como cierto. Por ello es que las verdades a medias son uno de los instrumentos más empleados por la clase política para transmitir sus mensajes populistas, que además se comunican con gran convicción al ser ellos mismos incapaces de comprender en profundidad la realidad debido a su falta de formación y entendimiento, llegando a creer firmemente su propio argumento a pesar de ser incorrecto. Y ello es lo que pasa en la errónea concepción de la tributación de un fondo de inversión.

La indicación de la clase política de que los fondos de inversión son un instrumento de evasión fiscal utilizado por los ricos lleva varios años en la palestra, pero nunca acaba de avanzar en ningún sentido. Se dice que los fondos de inversión sólo tributan al 1%, algo que es totalmente mentira. Los fondos de inversión tributan al 1% anual, pero además pagan el 22% de las plusvalías, si las hubiese, cuando rescatamos nuestro dinero del fondo de inversión y lo hacemos líquido. Por otro lado, cuando invertimos nuestro dinero en un fondo de inversión, y con dicho dinero el fondo compra acciones de empresas cotizadas en bolsa, nos convertimos en definitiva en propietarios de una porción de dichas empresas, y por tanto en propietarios de dichos beneficios. Pero como los beneficios deben tributar su correspondiente impuesto de sociedades, nosotros estamos pagando en 35% de los beneficios que nos corresponden como accionistas.

Por tanto cuando invertimos mediante un fondo de inversión nuestras empresas (en las que invierte el fondo de inversión) tributan al 35% del impuesto de sociedades, el fondo en si mismo paga el 1% de la revalorización anual cada año, y cuando hacemos líquida nuestra inversión pagamos el 22% de la plusvalía.

Los fondos de inversión están gestionados por una gestora, constantemente auditada por la comisión nacional del mercado de valores (CNMV) y que reporta de manera sistemática sus resultados a hacienda. Por ello, un fondo de inversión es quizá el peor lugar para evadir impuestos y paga unas cuantías impositivas más que suficientes.

Otro argumento populista es que los muchos de los accionistas de los fondos de inversión no son accionistas reales, si no los llamados mariachis, que tienen una cantidad irrelevante frente al accionista principal. Si bien esto es cierto en muchos casos, que no en todos, ¿cuál es el argumento para considerar esto como un incumplimiento normativo si los fondos de inversión están obligados por ley a admitir a cualquier inversor que así lo desee, y además usted puede consultar todos los fondos de inversión existentes en España en páginas oficiales que deben hacer pública su información por obligación? .

Escribo deliberadamente “fondo de inversión” donde me refiero a las SICAV´s”. Porque no existe operativamente ninguna diferencia entre ellos. Ambas estructuras legales son instituciones de inversión colectiva, administrados por una gestora y supervisados por la CNMV, cuyo objetivo es en general la administración y tenencia y disfrute de activos mobiliarios, con un número mínimo de 100 accionistas y con idéntica tributación. La única diferencia real es que la SICAV puede ser gestionada por la gestora que sus accionistas decidan a través de su consejo de administración, mientras que el fondo es propiedad de una única gestora, y si los accionistas no están de acuerdo con la misma, su única posibilidad es el abandono del mismo.

¿Cuál es el argumento, por tanto, para considerar un cambio en la tributación de su fondo de inversión? Cómo no existe en el caso de un fondo de inversión, tampoco existe al ser idéntico para una SICAV y por tanto el cambio de fiscalidad se postergará indefinidamente, pero seguirá siendo usado cómo argumento populista por nuestros desinformados políticos.

 

Guillermo González

Consejero delegado de Arwen Capital

 

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