La diferencia entre seguir unas pautas adecuadas en nuestra relación con el dinero o no tiene unas consecuencias notables a largo plazo. Tener claros algunos conceptos le puede beneficiar a largo plazo en su vida económica e incrementar sus recursos económicos hasta alcanzar la tranquilidad de disponer de un patrimonio.

Aquí les dejo algunos de los que me parecen más importantes:

  1. Tener claro que los deseos no son necesidades. Cuando dilapida en lujos innecesarios o compras compulsivas sus ahorros bajo la consideración de que son necesidades obtienes una satisfacción temporal, pero una pérdida de dinero permanente. La primera lección por tanto es distinguir claramente que es una necesidad real cuya ausencia nos produce una insatisfacción elevada de un deseo que provocará un malgasto de dinero.
  2. Sus posesiones no le harán rico, sólo sus activos. Comprar un coche caro, una vivienda grande o un reloj lujoso no le hacen más rico que una persona con un coche antiguo y una casa modesta. A no ser que usted tenga realmente un patrimonio invertido en activos que se revaloricen y/o produzcan rentas, usted sólo será un pobre que vive como un rico. Existen mil maneras de endeudarse para dilapidar sus ingresos en posesiones innecesarias, pero la única ecuación que le sacará de pobre será la de invertir en activos a precios razonables la diferencia entre sus ingresos de sus gastos, mientras mantiene estos últimos controlados todo lo posible.
  3. Su vivienda no es una inversión, es un gasto. Sólo si usted compra una vivienda a un precio adecuado respecto a su alquiler y obtiene un rendimiento de su inversión, esta se convierte en un activo que produce un aumento de riqueza. Una vivienda para vivir sólo le generará gastos. Esto no tiene nada de malo en sí mismo, y todos necesitamos una vivienda, pero el concepto ha de tenerse claro.
  4. La magia del interés compuesto. Decía Einstein que el interés compuesto es la fuerza más poderosa de la naturaleza. Ser consciente que una rentabilidad anual del 9% provoca duplicar nuestro patrimonio cada 10 años o multiplicarlo por 12 en 30 años (un 15% lo multiplica por 57) debería provocar un consistente cambio en nuestro modo de ver el ahorro y perseguir la rentabilidad a largo plazo. Los mayores errores tanto en el ahorro como en el endeudamiento se producen en la falta de comprensión de la importancia del interés compuesto.
  5. No existen fórmulas mágicas. Sólo una disciplina de ahorro exhaustiva, combinada de la inversión en activos que se revaloricen a largo plazo y una buena dosis de paciencia conseguirán el resultado deseado. El pelotazo no funciona, es más, suele acabar de la peor manera posible.

 

Guillermo González

Consejero delegado de Arwen Capital

 

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