El valor intrínseco de una empresa es la valoración actual de todos los flujos de efectivo que será capaz de generar desde ahora y durante todo su futuro. Depende de 4 variables, que son el beneficio actual, el crecimiento de dichos beneficios, la rentabilidad y la estructura de capital.

La diferencia entre la especulación y la inversión es que la primera se basa en la compra de un activo para venderlo a un precio superior mientras que la inversión se basa en la compra de un activo por un precio menor a su valor intrínseco, si consideramos que este es y será constante ,o por un precio igual a su valor si se puede estimar con una probabilidad razonable que los beneficios crecerán en el futuro y por tanto el valor intrínseco del activo crecerá de manera paralela a dichos beneficios.

Cuando un activo no posee la capacidad de generar ningún beneficio, su valor intrínseco es por definición cero, y por tanto la estimación de su valor se vuelve totalmente especulativa. Cuando el gran público ve que un activo aumenta rápidamente de precio a un nivel tal que queda totalmente desvinculado de su valor intrínseco,  se comienzan a crear burbujas especulativas en las que todas las nuevas compras que se efectúan se realizan con la esperanza de encontrar un comprador que pague un precio superior al de nuestra compra, que alimentados por la codicia, y por la tendencia de nuestro cerebro a extrapolar tendencias, hacen alcanzar en ciertos activos precios absurdos totalmente des-correlacionados  de su valor real. El desconocimiento del funcionamiento de la psicología del mercado puede arrastrar a personas inteligentes a cometer errores graves, porque la inversión es más un problema de enfoque que de capacidad intelectual. No hay más que rebuscar un poco en la historia para encontrar como Isaac Newton, una de las personas más inteligentes de la historia, perdió gran parte de su fortuna en una de las primeras burbujas del mercado, la Burbuja de los Mares del Sur, allá por el Siglo XVIII.

Un cheque es un documento que sirve para realizar una transacción económica, pero por si mismo no tiene ningún valor. Su valor intrínseco es cero. Si ese cheque le diésemos un valor fijo lo convertiríamos a un instrumento virtual de compra tenemos el Bitcoin. Además el Bitcoin no es una divisa, ya que los productos vendidos en Bitcoin son cambiados de precio cuando varía el tipo de cambio con el dólar, por lo que en realidad los precios se fijan en dólares.

El Bitcoin ha multiplicado su precio en 900.000 veces en los últimos años, lo que está atrayendo a cada vez más ahorradores deslumbrados por su rentabilidad histórica, sin ser conscientes de que cada nueva subida aumenta el riesgo de explosión de una burbuja que crece sin control y sin ninguna base sólida que soporte los precios.

 

Guillermo González

Consejero delegado de Arwen Capital

 

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