La habilidad de un inversor tiene más que ver con su capacidad de entendimiento del funcionamiento de los mercados, de manera que asuma que su evolución en el corto plazo es impredecible y utilice dicha evolución en su propio beneficio (o al menos no en su contra), que con su capacidad de predecir la evolución futura de los mercados en el corto plazo.

De la evolución general de los mercados podemos predecir con gran certeza dos movimientos, el primero es que a corto plazo oscilarán y el segundo es que en los próximos 10, 20 y 30 años su valor será sustancialmente superior al actual. Intentar mayor exactitud queda a la tentativa de los aspirantes a adivinos, que en la comunidad financiera son abundantes y cuentan con una gran cantidad de seguidores.

Las correcciones en el mercado son algo totalmente intrínseco al mismo he imposible de predecir, pero además, si nuestro plazo de inversión es lo suficientemente amplio, son simplemente una parte más del camino a de recorrer por nuestra inversión, como las estaciones del año, que nos gusten o no existen y debemos atravesarlas.

Según estudios psicológicos, las personas normales (vamos a asumir que usted lo es) sufren la sensación de dolor dos veces y media más intensa cuando se produce una disminución temporal de su inversión que de satisfacción en los momentos en que se produce una revalorización de su principal. Esto quiere decir que usted experimenta una alegría de intensidad igual cuando observa que su inversión ha incrementado su valor un 25% que de insatisfacción cuando ha disminuido un 10%. Por tanto el mayor enemigo para superar los periodos bajistas es usted mismo, ya que si usted comete el error de vender su inversión en tal período llevado por el miedo, se perderá la recuperación posterior, y  convertirá la disminución temporal de su inversión en una pérdida definitiva.

Además, el miedo producido por dichas correcciones aleja con mucha frecuencia a gran cantidad de posibles inversores que, debido al mismo se pierden los elevados beneficios de la inversión a largo plazo. Pero, analizando la historia, ¿cuán duraderas y profundas han sido dichas correcciones? Si analizamos la bolsa norteamericana (muestra suficiente ya que supone el 50% de la capitalización bursátil mundial) desde 1925 en 91 años la bolsa ha tenido un resultado anual negativo mayor al 2% (basando en el resultado total del SP500 incluyendo dividendos) en 21 ocasiones, y en sólo 9 dicha bajada ha sido superior al 10%. Es decir el 77% de los años han sido positivos, lo que conjuntamente con los negativos han dado un resultado a largo plazo de más del 9% anual. Si hubiésemos tenido la mala suerte de invertir justo en los máximos previos a una bajada, hubiésemos recuperado los valores de compra a los tres años como máximo excepto en dos ocasiones, la crisis del 1929 y la burbuja tecnológica de 2001, en las cuales han sido necesarios no tres años sino siete para alcanzar los niveles previos a la crisis.

Si bien no es posible predecir el comienzo de la próxima corrección, si es posible invertir a través de gestores que mediante la selección prudente de los valores se alejen de aquellos más especulativos como los que generaron la burbuja tecnológica del 2001 y minimicen el impacto de las bajadas y su duración en lo posible.

Por tanto debemos conocer de antemano que nos depara nuestro futuro como inversores, saber que habrá altibajos en el camino y conocer bien cual será nuestra reacción psicológica ante los mismos, para utilizar los recursos que sean necesarios para evitar que nuestro comportamiento juegue en contra de la consecución de nuestros objetivos financieros a largo plazo.

 

Guillermo González

Consejero delegado de Arwen Capital

 

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